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Concursos literarios ¿salen rentables a los autores o a los organizadores?

Concursos literarios ¿a quién benefician?. Ilustración de Pilar Dueñas

Concursos Literarios: esta ilustración  es un regalo de Pilar Dueñas para los lectores de Apublicar, y pone de manifiesto su enorme talento, que ha sido reconocido por distintos jurados de concursos literarios.

¡Concursos literarios! ¿Qué pasaría si gano un concurso literario?

Para esta entrevista he elegido a Pilar Dueñas por ser ganadora de concurso literario, ilustradora y escritora. Su experiencia es fundamental para conocer de primera mano cómo puede afectar a tu carrera ganar un concurso literario.

Sin más preámbulos te dejo con Pilar, qué es la importante en este post, a continuación te presento las preguntas para que se defina,  y ya verás la genialidad de sus respuestas para darse a conocer:

¿Qué estudiaste?
¿En qué trabajas?
¿Cuándo comienzas a pintar?
¿Cuándo comienzas a escribir?
¿Cómo te definirías brevemente?
¿Quién te ha marcado más como artista?
¿Dónde naciste, te has criado?
¿Quién es M Pilar Dueñas Caro?
¿Por qué eres artista?

Ante todo, un saludo a todos aquellos que tienen a bien leer esta entrevista para conocerme.

Nací en Sevilla aunque en mi dni figure el municipio sevillano de La Campana, a 60 kilómetros de la capital, donde viví hasta los seis años. Mis orígenes son muy humildes pero mis padres se preocuparon siempre de darme una buena educación y de que jamás descuidara mis estudios. Fui buena estudiante e incluso quise hacer Derecho pero en el instituto se interpuso, bendito sea, mi profesor de latín, Don Patricio, que acabó por convencerme de que mi destino era la Facultad de Bellas Artes. Al fin y al cabo, desde que puedo recordar siempre destaqué en la faceta de dibujante. Así que si me preguntáis cuándo comencé a pintar o a dibujar os diré que en la barriga de mi madre.

En cuanto a la escritura, me di cuenta desde muy niña que me expresaba mejor escribiendo que hablando (menos mal que no estudié Derecho, no creo que ningún juez me hubiera aceptado un croquis de los hechos del delito). Me encantaba leer cuentos ilustrados y tebeos, y todo lo que me pasaba o pensaba lo escribía. Recuerdo que en el colegio, en un examen de sociales, me puse a explicar un conflicto armado mediante un diálogo entre los soldados, asombrosamente lo aprobé. Después hice lo mismo en el instituto con uno sobre El Quijote y también aprobé. Lo raro fue cuando en las oposiciones para el Cuerpo de Enseñanza Secundaria inicié la prueba escrita citando a Aute con aquello de “Cine, cine, cine, más cine por favor, que toda la vida es cine, que toda la vida es cine y los sueños cine son…” ¡Y aprobé! Bueno, el tema iba sobre escenografía.

Desde hace once años soy profesora de Educación Plástica, Visual y Audiovisual en el IES López de Arenas de Marchena (Sevilla). Buena gente los marcheneros pero tengo que decir que estuve viviendo y trabajando durante siete años en diversos institutos de Extremadura, tierra que considero mi segunda casa.

Me considero una persona sencilla y con un gran sentido del humor. Dibujo porque me gusta y forma parte de mi ser, escribo porque disfruto. Los escritores y los artistas plásticos tienen algo en común y es que cuentan historias. Quién, ante un cuadro de Velázquez, Murillo, Goya, Gericault, Toulose-Lautrec, Degas o mil más, quién no ha conocido una historia nueva. Quizás por eso muchos rechazan erróneamente el arte abstracto, porque piensan que esas obras no les cuentan nada, y están muy equivocados. Las formas, los colores, la composición, el movimiento pueden introducirnos en espacios imaginarios muchos más productivos de historias, una especie de País de las Maravillas en el que nosotros podemos ser los protagonistas.

Por otra parte, considero que la literatura infantil es la base de los futuros lectores y escritores. Nadie lee a Borges, por decir alguno, a los siete años. Todos hemos aprendido a leer con algún cuento ilustrado sobre un pollito o una princesita y nos ha gustado ver cómo eran esos personajes para no olvidarlos nunca. Después hemos adquirido capacidades para enfrentarnos con textos más largos y entonces es nuestra imaginación la que ilustra la historia. Recuerdo los cuentos de Perrault, de Andersen, de los Grimm, etc. que aún hoy inundan nuestro imaginario; Gloria Fuertes, que nos acercó a la poesía; Enid Blyton, que nos embulló en un mundo de aventuras. Ilustradores como Gustav Doré (por mencionar alguno rimbombante), mi adorada María Pascual; dibujantes como Ibáñez, Escobar, Quino, Shultz…, la lista es larga. Me choca que no hayan concedido aún un Nobel de Literatura a un escritor dedicado a los niños o a los jóvenes (el momento quizás esté cerca, dado que ahora se han dignado a dárselo a un cantautor).

Cuando decidí sacar del cajón mis pequeñas historias lo hice como el padre que lleva a su hijo a jugar al parque por primera vez, a ver cómo se comporta, a ver con qué otros se relaciona y si gustará a los demás; en definitiva, a que se airee, a que vea mundo. Y me di cuenta de que los personajes y sus historias tomaban forma, yo misma me los creía. En cualquier caso siempre tengo ese complejo de “no-filóloga”, las ilustraciones bien pero ¿y el texto? Entonces pienso en Chejov, en Kafka, en Miguel Hernández, en Saramago, cuyas primeras actividades profesionales no hacían pensar precisamente en literatura, y se me quita la vergüenza.

Así que si me preguntáis cómo me definiría diría que como una “desvergonzada contadora de historias de interior que saca a sus chicos a pasear”.

Ahora que conoces un poco a Pilar Dueñas, vamos con la entrevista y atacamos con los “concursos literarios”:

1. ¿Cuántos libros has publicado?

Mis cuentos aparecen en cuatro publicaciones. Tres de ellas son recopilaciones de relatos y uno es un álbum ilustrado donde el texto y las imágenes son mías. Además he sido la ilustradora de una colección de temática cofrade y de las portadas de las publicaciones de ganador y primer accésit en un concurso de relatos breves.

2. ¿A cuántos concursos te has presentado?

Algo más de una decena de concursos, tampoco son demasiados. Participar en concursos literarios lleva su tiempo, al menos para mí. Deben ser textos inéditos y originales, a veces con alguna temática y con una extensión mínima que igual no coincide con la de relatos que ya tienes escritos. Por tanto hay que ponerse manos a la obra.

Los más difíciles son los concursos de cuentos ilustrados en los que, si tú eres escritora e ilustradora como es mi caso, te lleva mucho tiempo, tanto por el texto, que debe ser interesante, como para las ilustraciones, que deben ser atractivas.

3. ¿Cuántos de tus libros publicados son ganadores de concursos?

Solo he sido ganadora de uno, el Concurso Cuentos para la Igualdad” 2011 convocado por el Excelentísimo Ayuntamiento de Dos Hermanas (Sevilla). Es un cuento ilustrado llamado “Papá quiero ser…”, cuyo premio incluía su publicación en papel y que sirvió posteriormente como motivo para la realización de unidades didácticas que se tratarían en los colegios de la localidad en el curso siguiente.

También he sido finalista en otros dos: el IV Premio Opticks Plumier de Relato Ilustrado con “¡Oh, Medusa mía”, que aparece en la publicación que recopila los relatos ganadores y finalistas. Y en el XXII Certamen de Relatos Cortos convocado por el Ateneo de Sanlúcar de Barrameda con “Un amante de vinos”.

4. ¿Cómo definirías tu experiencia en los concursos?

Es interesante. Al principio te lo tomas como un reto, un desafío, y comienzas a escribir pensando que te los vas a llevar de calle. Después, como en cualquier proceso creativo, llega un momento en el que crees que lo que estás haciendo es una auténtica pamplina pero sigues adelante porque, al fin y al cabo, te lo has propuesto. Por último, lo mandas con cara de idiota, toda ilusionada. Lo peor es la espera de la publicación del fallo del jurado, tienes que olvidarte de que has participado, de lo contrario andas como loca, consultando cada dos por tres el móvil. Y creedme, que tengas que leer el fallo del jurado en una publicación no presagia nada bueno ya que a los ganadores y finalistas se les hace saber antes de hacerlo público. Lo que pasa es que cuando recibes una llamada o un mail comunicándote que eres ganadora o finalista es un subidón de adrenalina y de serotonina tan grande que te parece que la cabeza te va reventar.

5. ¿Recomendarías participar en concursos?

Claro, ¿por qué no? Posiblemente el porcentaje de posibilidades de que ganes es muy bajo pero al menos no es el cero absoluto, que es lo que tienes cuando no haces nada. Por el ritmo de vida o los quehaceres cotidianos, muchas personas a quienes les gusta escribir o crear no encuentran nunca el momento de hacerlo. Un concurso se convierte en el empujón que necesitas para obligarte, para encontrar un ratito y buscarte “una habitación propia” como decía Virginia. Y si te presentas a diez concursos y no ganas ninguno, pues ahí tienes diez relatos que has escrito tú, que son tuyos, tu pequeña obra. Es lo que hacemos lo que nos convierte en lo que somos, si cantas eres cantante, si escribes eres escritor, si lo haces mal el no hacerlo no te va a mejorar.

6. ¿Qué debemos revisar a fondo antes de presentar nuestra obra a un concurso?

Primero hay que leerse muy bien las bases y no solo porque te puedas equivocar sin saberlo en la extensión o en el tema o en el tipo de fuente. Hay que ser positivos y podemos pensar en que tenemos posibilidades de ganar pero ¿y si el concurso lo convocan en un pueblo de Galicia y es indispensable para que te lo den que vayas a personarte? Si eres de por allí quizás puedas acercarte pero si no, a lo peor tienes que declinar la invitación. Y parece una obviedad pero hay que conocer pequeños detalles como dónde colocar la sangría si es el inicio del primer párrafo o el de los siguientes; cuándo utilizar comillas y de qué tipo; cómo utilizar los guiones, qué espacio dejar entre estos y la primera palabra, etc. No sé, pequeñeces que pueden parecer tontas pero que son indispensables, no todo se reduce a expresarte bien. En la mayoría de los casos los organizadores no disponen de correctores y el jurado no se va a molestar en corregir. Pero hay un truco: abrir un libro y fijarte en esos detallitos.

7. ¿Nos explicarías tu proceso creativo? ¿Qué te gusta más ilustrar o escribir? ¿por qué ilustrar?

Pues, a mí me enseñaron que primero hay que pensar en el tema y que tienes que saber de dónde vas a partir y adónde quieres llegar. Pero yo, como soy bastante ácrata en casi todo, lo que hago es dejarme llevar. Bueno, sé de qué o de quién quiero escribir pero se me van ocurriendo ideas sobre la marcha. Parecía un mito pero es verdad, los personajes pueden tomar vida propia y hacer lo que les dé la gana.

Después, si hay que ilustrar pues, lo normal, se toman los momentos más importantes de la historia y se representan. A veces, lo que primero se me viene a la cabeza son las ilustraciones y entonces escribo sobre ellas. Esta parte, para mí, es la más fácil, solo hay qué pensar en qué o a quiénes representar, el gesto, la expresión, el movimiento, los detalles, la metáfora, el significado implícito, el explícito; la forma, el color, la textura,…ah, la representación del espacio, la perspectiva, la angulación… En fin, nada, una tontería, ¡dibujitos!

8. ¿Qué te inspira? Y eso de perseguir un perfume… que no se te olvide explicarlo, me resulta muy evocador.

Me inspiran las personas, como a cualquiera. Pero también me inspiran los sentimientos, como a cualquiera también. Pero casi que me inspiran más los malos sentimientos, la envidia, el odio, la crueldad, la vanidad, la fealdad…Vaya, creo que no soy muy original porque los cuentos clásicos están llenos de esos sentimientos. Ahora con la cosa de lo políticamente correcto y la educación en valores los cuentos infantiles son un poco más blanditos pero donde se ponga un buen lobo come niños que se quite Caillou.

Y en mi vida cotidiana me inspiran mucho los olores. El café recién hecho por la mañana, la ropa recién sacada de la lavadora, el olor de las calles cuando llueve, la colonia de mi marido. A propósito de esto último, soy coleccionista de muchas cosas menos de los frascos de perfume y tengo más de cien. Estos me los han ido regalando o los he ido comprando yo porque toda mi vida he buscado un olor, un perfume, y no consigo dar con él. Algunos se le parecen pero dejan de hacerlo cuando pasa el tiempo, quizás ese olor que persigo solo exista en mi imaginación, quizás tendré que dibujarlo.

9. ¿Qué opinas del concepto “calidad literaria”?

Pues, por seguir con la comparativa entre escritura y arte plástico, creo que la calidad literaria depende mucho de la época, de los gustos, las tendencias, los cánones. Por poner un ejemplo tonto, si Ingres hubiera podido ver la obra de Picasso, le hubiera dado un pasmo al pobre hombre. Igual si Lope de Vega formara parte del jurado de un concurso de poesía y cayera en sus manos una de García Lorca, quizás no habría “tranxilium” para tranquilizarlo. Todo evoluciona, desde luego, pero de lo que estoy segura es de que Picasso estudió la obra de Ingres y de que Federico hizo lo mismo con la de Lope de Vega. Si los cimientos están bien hechos podemos construir rascacielos.

 

Y yo ante semejante despliegue me he quedado sin palabras, de hecho la entrevista la firma Pilar porque este trabajo considero que es más suyo que mio, yo sólo suscribo por tratarse de mi idea y porque la estructuración del tema ha sido mi obra, pero nada más. Pilar además de abrir la puerta de su alma de artista, te ha regalado parte de su arte, la ilustración de este post es suya, la ha cedido a los lectores de Apublicar. En este último caso y con total certeza te recomiendo que antes de publicar… revises Apublicar.

M. Pilar Dueñas Caro

Asunción Sánchez Monclova