Descripción
“El Quijote de mi abuelo” De Manuel Haro Campos
Al redundar la memoria, me vienen a la imaginación recuerdos del pasado, que me alegran el presente y alertarán el futuro, que mientras el cielo me de vida en mi seno encontrarán refugio. Son mis fieles amigos, los que en el caminar por la vida a diario me acompañan, los que nunca me contradicen, ni rechistan, ni me ponen mala cara, sin cansancio ni pena dispuestos al trabajo están.
Con la mayor gracia, que sin tener movilidad en los extremos ni capacidad para dialogar, a todas partes llevan la docencia universal. Variadas han sido las versiones que los literarios a lo largo de los años, cada cual a su manera en la hemeroteca popular han insertado, eso sí, con falsillas homogéneas para no tergiversar la parecencia.
Sancho subido en Rucio comentaba a su amo “Para gobernar ínsulas no hace falta tanta letra, sabiendo quitar adonde sobra, poner adonde falta y aplicar el ungüento a las botanas es suficiente” Don Quijote montado en Rocinante escucha y calla.
El Quijote acaricia la vida
es antídoto para el aburrimiento,
es la ilusión de vivir,
revestido con la nobleza de Sancho
al amparo de Don Quijote
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